lunes, 29 de diciembre de 2008

Palabras contra la salud


Podría haber sido la noticia del día, pero desgraciadamente no lo fué. Y digo desgraciadamente, ya que ese ataque isrraelí humanamente intolerable se llevó todos los titulares. Pero yo creo además, que si la nueva concentración "Rouquiana" no ha conseguido el impacto en prensa que se esperaba, se ha debido también, en una parte alícuota, a la actitud inteligente del Gobierno de España de no polemizar.

Sin embargo, es bueno poner las cosas en su sitio. En algún momento estos señores que organizan estas concentraciones o que utilizan sus púlpitos y que dicen esas palabras tendrán que dar cuenta de su contribución a la NO salud, a la enfermedad, al fomento del dolor o a la desgracia humana. Utilizar la palabra como lo hacen es una constante contra la prevención, la promoción de la salud o la rehabilitación de la enfermedad. Desean un caldo de cultivo para que no desaparezca esas creencias basadas en el miedo, el dolor, la enfermedad o la situación de indefensión.

Coincide además con la aparición de un estudio en Pediatrics, una prestigiosa revista de Pediatría donde se pone en evidencia que el rechazo a los hijos o a los seres queridos por ser homosexuales lleva de forma clara a una pérdida de salud mental y física, aumentando de forma clara la tendencia al suicidio. Pero estos resultados son extrapolables a los rechazos por tener una determinada estructura familiar o haber recurrido al aborto en los supuestos legales.

Esta semana pasada han arremetido contra el preservativo, contra el aborto, contra las parejas homosexuales, palabras que se suman a la confusión que introducen ante la sedación terminal, y tantas otras barbaridades.

Sólo les sirve la familia nuclear, que no utiliza preservativo o cualquier otro método anticonceptivo, que se aguanta si alguno de los embarazos supone un riesgo muy importante para el futuro niño o la madre. Pero además que ninguno de estos hijos sea homosexual y que si en algún momento, padecen una situación de terminalidad sufran en el lecho del dolor ante un mar de dudas. Como dirían ahora ¡que fuerte!

No está mal, como dice el chiste cuando el niño Jesús era un niño con dos padres, eso si que es una familia nuclear.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia

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