jueves, 21 de julio de 2011

Necesario acuerdo para el Sistema Nacional de Salud


Fue allá por finales del año 2008, cuando el Ministro Soria presentó su estrategia decidida por elaborar un gran consenso de todos los agentes sociales, profesionales y políticos en favor del Sistema Nacional de Salud. A esa estrategia se denominó Pacto por la Sanidad y tenía un diseño metodológico complejo, pero impecable para poder contar con la opinión de expertos, las pruebas científicas y la apuesta de todos los grupos políticos.
De forma paralela, en el Congreso de los Diputados y coordinados por el Sr. Llamazares, dentro de la Comisión de Sanidad, se comenzó con una estrategia paralela y complementaria a la anterior.
Los trabajos en el Congreso de los Diputados quedaron truncados por una falta de acuerdo entre las fuerzas políticas. Es historia que grupos políticos apoyaron el trabajo y los que no, en la que en este momento no voy a entrar.
Los trabajos del Ministerio de Sanidad conllevaron a que responsables políticos de todas las Comunidades Autónomas aportaran su esfuerzo, sus conocimientos y sus opiniones adaptadas a cada una de las realidades hasta elaborar un documento sólido que fue posteriormente analizado por los sectores profesionales, de afectados y pacientes y resto de sectores sociales.
Todos estos trabajos acabaron en un documento, que marcó una hoja de ruta muy importante, aprobado por todas las Comunidades Autónomas y las Ciudades Autónomas en un Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el 18 de marzo de 2010. Esta fecha ha sido referencia para citar el documento en el mundo especializado sanitario, así los acuerdos del 18 de marzo han sido y siguen siendo hoy una referencia en cuanto a medidas que apuestan por la calidad, la eficiencia, la sostenibilidad y la equidad de la atención sanitaria.
Esos acuerdos contenían medidas a desarrollar en 3 años y que afectaban a áreas tan importantes como los recursos humanos, las prestaciones, la apuesta por la salud pública, la farmacia, la financiación sanitaria, la evaluación de las tecnologías sanitarias, las estrategias del salud del Sistema Nacional de Salud, la concienciación de los ciudadanos y profesionales en el uso adecuado de los recursos y la aplicación de las TICs al sector salud.
Estas medidas junto con los Reales Decretos Leyes del año 2010 con medidas urgentes debido a la situación de crisis económica mundial han hecho dibujar un panorama esperanzador en la búsqueda conjunta de medidas para conservar y mejorar un excelente Sistema Nacional de Salud como el que tenemos.
Hoy ha sido otro día muy importante, en el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, se han adoptado nuevas medidas que incrementan el compromiso por el Sistema Nacional de Salud, por hacerlo más fuerte y lo consolide más. las medidas pueden resumirse en una serie de puntos como son:
  • Exigencia de prescripción por principio activo por parte del médico y la dispensación del medicamento más coste-efectivo de los disponibles.
  • Nueva forma de decidir la financiación por parte del Sistema Nacional de Salud de los medicamentos que se incorporan, con la participación de las Comunidades Autónomas, una antigua reivindicación de las Comunidades Autónomas desde que tenemos descentralizada completamente las competencias en sanidad.
  • Nuevo procedimiento para la financiación de los medicamentos de alto valor e innovación.
  • Agilidad en la incorporación de los medicamentos a los denominados precios de referencia, así como una homogeneidad en la caducidad de las patentes.
  • Compensación a las farmacias de nucleos de población de menos de 1500 habitantes.
  • Coordinación sociosanitaria con la participación activa de los profesionales.
  • Despliegue completo de la Historia Clínica Digital del Sistema Nacional de Salud que permita que la información clínica que permita el paciente pueda estar disponible en otra Comunidad Autónoma cuando tenga que ser atendido en un desplazamiento.
  • Validez de la receta electrónica en todo el territorio del Sistema Nacional de Salud.
  • Universalización de la atención sanitaria incorporada a la Ley de Salud Pública por economía de procedimiento en la tramitación de la normativa.

Celebro las medidas propuestas por el Ministerio de Sanidad asumiendo el liderazgo, muy cuestionado en los últimos tiempos, para que se produzca una verdadera equidad en la atención farmacéutica. Fórmulas como el "cataloguiño gallego", las medidas de sacar de prescripción electrónica determinados medicamentos de marca comercial en determinadas Comunidades Autónomas o la subasta promovida por Andalucía, mostraba las medidas imaginativas de las Comunidades a las que les "apretaba el zapato" de la financiación sanitaria, sin que el Ministerio estuviera dando respuesta a las mismas. Con estas medidas todas las Comunidades Autónomas pueden actuar dando mayor equidad a los ciudadanos de este país.

Se incorporan las TICs a la atención sanitaria como medio y no como fin y se apuesta por la universalización de la atención sanitaria de la población que ya estableció la Ley General de Sanidad, pero que por desfases entre la legislación sanitaria y de la Seguridad Social se han producido numerosas distorsiones.

Queda aun mucho camino por recorrer en esta tarea y queda por saber cuál será el resultado de estas medidas, pero hoy es día de estar moderadamente satisfecho por los resultados del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.

En otra entrada analizaré algunas de las medidas que se echan en falta, pero en otro momento.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia

miércoles, 20 de julio de 2011

COPAGO = FRACASO DE LA GESTIÓN


Solo con leer el título de esta nueva entrada comprederá el lector que estoy absolutamente en desacuerdo de la implantación del copago en materia sanitaria. Pero además, intentaré argumentar el motivo que me lleva a hacer esa igualdad entre el copago y el fracaso de la gestión sanitaria.
La evolución de los sistemas en general y de los sistemas sanitarios en particular se mueven a veces a golpe de crisis, recientemente hemos entrado en una situación complicada desde el punto de vista económico en toda Europa, que nos lleva a revisar constantemente las prioridades del dinero público y, en paises como el nuestro (España), a preservar uno de los aspectos esenciales del estado del bienestar como es el Sistema Nacional de Salud y la atención sanitaria a la población.
Existe también una tendencia clara a escapar de las situaciones complicadas desde el punto de vista de la política y la gestión sanitaria reclamando más ingresos exclusivamente, sin haber agotado todas las vías de búsqueda de la eficiencia en la gestión sanitaria. Y también está extendido en algunos políticos que los servicios los paguen quienes los usan, y reclaman esos ingresos a través del copago.
Tradicionalmente el copago es definido como el pago compartido entre el Estado o el Gobierno y el usuario del servicio al que se accede, en el caso sanitario copagaría el paciente. Los fines con los que se implanta un copago son recaudar fondos económicos para la sanidad o disuadir de una sobreutilización de los servicios sanitarios.
No obstante, para cumplir alguno de estos dos fines se tienen que dar una serie de circunstancias, la primera de ellas es que la prestación del servicio dependa de lo que se paga, la segunda es que se sea eficiente en la recaudación y la tercera que esté probada la medida y haya mostrado resultados en aquellos sitios donde se ha implantado.
No he analizado si cualquier fórmula de copago tiene o no sentido en sistemas sanitarios que se financian en base a las cotizaciones a la seguridad social de los trabajadores, pero es que este no es nuestro caso, recuerdo que en el año 1986 el sistema sanitario español se financia con los impuestos, no con la cotización de la seguridad social. Por tanto, en este caso, no podría llamarse copago, de implantarse una medida de estas características sería "repago". Es decir, yo pago la sanidad con mis impuestos y además repago si me ponen alguna medida de copago adicional por consulta o intervención sanitaria.
Tampoco dramaticemos en exceso, en el sistema sanitario español existe un copago en el caso de los medicamentos que distingue entre activos y pensionistas. Piense el lector lo injusto de ese copago, existen pensionistas que tienen una pensión mucho más alta que algunos de los activos (existe la necesidad de revisarse). Esa es otra de las grandes amenazas de la implantación de un copago, las injusticias en términos de atención sanitaria. Acudirían al médico aquellos que pudieran copagar la atención, pero además los que lo pudieran hacer lo harían seguro de forma más exigente. Pero ya el extremo de la injusticia, es aplicar el copago en las medidas de prevención de la enfermedad o de promoción de la salud, es el sumun de la injusticia en sanidad. Piense el lector en un país tan desarrollado como EEUU donde millones de personas no tienen acceso a las medidas prevenivas como las vacunas, esa sería la injusticia.
Desde el punto de vista de la gestión tampoco vale cualquier cuantía como copago, cantidades bajas producirían el efecto de "vale más el collar que el galgo", en el sentido que la estructura de gestión necesaria para esta recaudación valdría más económicamente hablando que lo que se ingresaría. Copagos más caro, como el recientemente implantado en Italia, supone una gran amenaza para el estado de salud de la población y para la justicia social, vulnerando en todos los aspectos los principios éticos de la atención sanitaria.
Algunos expertos apuntan a la idea de implantar el copago en aquellos casos de utilización inadecuada de los servicios sanitarios por parte de los pacientes, pero surge una pregunta ¿Quién es el "juez" que determina si es un uso adecuado o no de los servicios sanitarios por parte del paciente? La propuesta que se hace es que esa responsabilidad recaiga sobre los profesionales, y más en concreto sobre el médico. En ningún caso es legítimo exigir a los profesionales sanitarios en general y a los médicos en particular que además de su importante labor, también desarrollen la de juez de esas situaciones, faltaría más.
Por último es necesario revisar la literatura científica en busca de pruebas serias de si el copago sirve o no en paises o regiones donde se ha implantado, un reciente estudio de la Organización Mundial de la Salud, así como un análisis muy detallado por parte de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria han puesto de manifiesto la clara falta de evidencias científicas sobre el valor de esta medida en la gestión. Y esta falta de evidencia no solamente se basa en los problemas metodológicos de los estudios, la presencia de sesgos en los mismos, sino que los resultados que se ponen de manifiesto lo que apuntan es que tiene un efecto contrario al deseado a medio y largo plazo.
Por tanto, los responsables políticos y gestores sanitarios deben seguir haciendo esfuerzos por controlar la frecuentación, disminuir la variabilidad de la práctica clínica, incentivando a los pacientes y a los profesionales un uso adecuado de los servicios sanitarios y la adaptación necesaria de los sistemas sanitarios al abordaje de la cronicidad.
Todo lo que se hable de copago es igual a un fracaso en la gestión sanitaria.
José María Vergeles Blanca
Médico de Familia

viernes, 15 de julio de 2011

El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud



Recientemente ha aparecido en prensa la Ministra Pajín comunicando que para la semana del 18 al 22 de julio se convocaría el Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud. Este pleno será monográfico sobre las medidas de sostenibilidad, equidad y calidad en la atención sanitaria.



Conviene aclarar que el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud es el órgano de cohesión territorial en materia sanitaria con el que cuenta el Estado español. En él están representados además del Ministerio competente en materia de sanidad del Gobierno de España, los Consejeros y Consejeras de las 17 Comunidades Autónomas y de las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla (ambas denominadas INGESA).



El Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud cuenta con el respaldo legal de leyes de máximo nivel y en él se deben decidir cuestiones que profundicen en la mejora de la calidad, la eficiencia, la sostenibilidad y la equidad de la atención sanitaria.



Estos Plenos del Consejo Interterritorial suelen convocarse con una periodicidad trimestral aproximadamente. El convocado recientemente por la Ministra Pajín podría ser uno más de los plenos que se convocan, si no fuera por dos hechos fundamentales: el primero, por ser monográfico sobre un tema en el que aunque la izquierda buscó un pacto de estado, la derecha no lo permitió, y el segundo, por celebrarse tras las elecciones del 22-M que ha cambiado el mapa de los Gobierno regionales de manera profunda.



Hoy, en la prensa especializada, aparece Ana Pastor, antigua Ministra de Sanidad, tomando posiciones sobre temas de calado. Entre ellos solicita la derogación de la Ley del medicamento, pretende variar la aplicación de la Ley de la Dependencia...



Los nombramientos de los Consejeros y Consejeras del Partido Popular en diferentes Comunidades Autónomas hacen sospechar que sean auténticos peones al servicio de Doña Ana Pastor en el seno del Consejo Interterritorial, y que en lugar de aprovechar la hegemonía de la derecha para forzar un pacto de Estado en materia sanitaria, hablen de derogar Leyes que entorpecen algunas medidas muy concretas como el "cataloguiño gallego".



Me duele como español pensar que se pueda ser tan miope pensando en unas medidas concretas, sin establecer un verdadero compromiso de abordar la sanidad en su conjunto con sus valores y sus problemas. Pero me duele también como extremeño que las medidas concretas que se deban poner en marcha en mi Comunidad Autónoma para buscar la equidad con el resto del Sistema Nacional de Salud no se defienda por indicaciones de Doña Ana Pastor.



Demoslé al próximo Pleno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud el beneficio de la duda, pero no perdamos de vista que una supuesta estrategia del Partido Popular y de Doña Ana Pastor es convertirse en "superconsejera de sanidad" hasta que se celebren las elecciones generales en España.



Es responsabilidad de políticos y ciudadanos estar vigilantes en la representación de los que nos gobiernan.



José María Vergeles Blanca



Médico de Familia

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Inversión de los Sistemas Sanitarios ¿Más salud o más atención a la enfermedad?


Es conocido el interés, en ocasiones desmedido, que genera la sostenibilidad de los Sistemas Sanitarios en general y del Sistema Sanitario español en particular. Es raro en los últimos tiempos no encontrar una mesa redonda en las jornadas científicas sobre el tema, no escuchar las reflexiones de sociedades científicas o de colegios profesionales, pero tampoco es raro que desde la empresa privada se ofrezcan soluciones "milagro" para la sostenibilidad del sistema sanitario público. Llama la atención que sean las empresas privadas las que vengan a rescatar al público como si de ONGs se trataran, en fin ver para creer. O como si la gestión privada fuera en si misma una mejor fórmula de gestión, sin estar sujeta a ineficiencias o no estar sujeta a selección de pacientes con problemas de salud.

Dejando a un lado esta pléyade de soluciones que se plantean, me gustaría reflexionar sobre la orientación de los sistemas de salud en los paises desarrollados, esa orientación política necesariamente se debe traducir en inversiones de esfuerzos o económicas.

Horwitz, ya reflexionó sobre un círculo vicioso que debemos desempolvar y actualizar. Bien es verdad que este autor diseñó el ciclo económico de la enfermedad pensando en paises que estaban en vías de desarrollo. Pero actualizándolo es totalmente vigente en el momento actual.

Horwitz decía que si los recursos sanitarios los invertíamos en tratar la enfermedad y poco en más salud a través de la prevención de la enfermedad y promoción de la salud a través de políticas intra e intersectoriales, al final cerraríamos un círculo vicioso donde cada vez necesitaríamos más dinero para atender a la población y no conseguiríamos mejores niveles de salud de la población con lo que la productividad económica del país bajaría.

Esa tendencia en el momento actual es absolutamente vigente, desde hace unos años, en los sistemas sanitarios de los paises desarrollados estamos en un riesgo evidente de caer en el círculo vicioso que nos plantea Horwitz. Es cierto, que los factores que nos llevan a ese círculo vicioso son otros que en el caso de los paises en vías de desarrollo, pero no es menos cierto que de no cambiar la tendencia actual de la inversión de recursos en atender la enfermedad y menos en promover la salud cerrará un círculo difícil de vencer.

Exiten algunos síntomas evidentes de este riesgo, la insistencia política en las listas de espera, el empeño en deslumbrar a la población con las tecnologías sanitarias de última generación, la dependencia desmedida de la población de los sistemas sanitarios para todo,...son elementos que nos deben hacer reflexionar hacia donde queremos ir.

Urge romper la tendencia y aunque en un tiempo lo pasemos mal, es necesario invertir de forma seria y científica más recursos en la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, bastante más que en más recursos para atender a la enfermedad exclusivamente. Los sistemas sanitarios deben dar respuesta a las necesidades de salud de la población, pero de forma global, no invertir esa tendencia hoy, significará que llegaremos a un sistema sanitario cada vez menos resolutivo, donde lo asistencial lo desborda, la atención sanitaria estará desfragmentada en infinitos trozos y lo más importante la calidad de la atención caerá estrepitosamente, sin que hayamos invertido nada en obtener unos mejores niveles de salud de la población.

Mientras sigamos con las competiciones sobre las listas de espera y otros indicadores exclusivamente de asistencia sanitaria que el futuro de la salud nos pasará factura y no sólo en la sostenibilidad.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia

domingo, 19 de septiembre de 2010

La universalidad de la atención sanitaria, la necesaria reflexión


No crea el lector que con el título de la entrada estoy cuestionando la universalidad de la atención sanitaria. Nada más lejos de mi intención, de mi ideología política y de mis reflexiones. Por defender la universalidad de la atención sanitaria es por lo que reclamo la necesaria reflexión en estos momentos en los que cada vez es más necesario llegar a un pacto de estado sobre la sanidad en España.

El primero de los motivos que lleva a la reflexión es la necesidad sobrevenida, en parte por la conciencia despertada por la crisis económica mundial, sobre el necesario esfuerzo por conservar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud español. La segunda de las razones es que no faltan voces que llaman a la puesta en marcha de un copago sin que en la reflexión quede claro con qué objetivo y que fin persigue ese copago, como si el copago fuera la solución mágica para el futuro. La tercera de las razones obedece a una cuestión que viene de largo, si es que se puede hablar de largo cuando nos referimos al año 1986, año de publicación de la Ley General de Sanidad que tanto aportó a este país. Su publicación planteó un cambio en el modelo del Sistema Nacional de Salud que no ha sido acompañado con la fórmula de aseguramiento en nuestro país que sigue siendo la Seguridad Social y que plantea una serie de dificultades en la financiación del sistema como tal. Por último, las reivindicaciones de determinados colectivos como los profesionales liberales (abogados,...) que antes estaban con una asistencia sanitaria "privada" reclaman estar dentro de la cobertura del Sistema Nacional de Salud, el reconocimiento de este derecho vinculado a los impuestos hace que sea la puerta de entrada para el resto de los ciudadanos independientemente de su situación en la Seguridad Social.

Sin duda son motivos de peso que deben ser analizados con detalle, la universalidad conlleva un reconocimiento de derecho a algo tan importante como es la atención sanitaria. Pero además esta reflexión de la universalidad debe permitir reflexionar sobre el modelo de Sistema Nacional de Salud mixto que tenemos, debemos ir a un modelo basado en los impuestos y, por tanto, universal. Las fórmulas vinculadas a las mutualidades deben ser objeto de profunda reflexión en un Sistema Nacional de Salud de vocación universal donde el derecho se obtiene por ser español y no por estar o no afiliado a la Seguridad Social.

La universalidad no es incompatible, ni mucho menos con una reflexión profunda sobre las diferentes prestaciones, su justificación y su aplicación en base a las necesidades de salud de la población. Es aquí donde se deben llegar a acuerdos y pactos en la universalidad de todas y cada una de las prestaciones, su acceso, su financiación y su revisión desde el punto de vista científico y social. Que nadie se escandalice cuando se usa la palabra copago, ya existe el copago en la prestación farmaceútica, yo pago una parte de los medicamentos que me prescribe el médico por ser "activo". Se vuelve necesario reflexionar sobre este aspecto y si de verdad este "copago" que nos acompaña desde hace tiempo es o no de justicia social, en este momento nuestro país no es sociodemográficamente igual que en la década de los 80, si no somos iguales debemos reflexionar sobre todas estas cuestiones.

Otras de las cuestiones importantes a tener en cuenta es el uso de una prestación sanitaria-económica-social que ha sido una gran apuesta por la justicia social como es la incapacidad temporal o como se les conoce vulgarmente las bajas médicas. El sistema sanitario debe ser más activo en este tema, mucho más de lo que lo ha sido y de su utilización adecuada deben revertir fondos en la financiación sanitaria, en la Ley de Financiación autonómica del año 2001 eso se recogía y en la actual no se recoge. Esta prestación triple es muy importante para los trabajadores que por motivo de enfermedad deben hacer reposo y no es justo que vean mermados sus ingresos.

Una cuestión de calado supone la atención a los problemas de salud por parte del Sistema Nacional de Salud de las enfermedades profesionales, sin que la financiación de las Mutuas de Accidentes de Trabajo reviertan los fondos en esta atención. Por muchos esfuerzos de cobro de las instituciones sanitarias, no es posible llegar nunca al 100%, esto merece una gran reflexión y una definición de un modelo de salud laboral con gran componente sanitario.

Estoy seguro que una apuesta por la incorporación de las tecnologías y evaluación de las tecnologías incoporadas al Sistema Sanitario es clave para la sostenibilidad y debe formar parte de esta universalidad. Extremar el uso de la evidencia científica, de la necesidad social y de las necesidades de salud son cuestiones importantes.

La prestación farmacéutica es sin lugar a dudas un capítulo importante de las prestaciones sanitarias en función al volumen económico. Pero la reflexión debe ser un punto de encuentro entre todos los agentes para hacer de esta prestación algo eficiente, que apuesta por la I+D+i y que sabe racionalizar el uso. La apuesta por una clara política de principios activos que conserve la libertad de prescripción del médico consagrada en la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias, que disminuya el gasto sanitario hasta lo necesario, que apueste por la empresa innovadora y que de respuesta a los ciudadanos y a sus necesidades de salud es el camino a seguir y hay recorrido.

Sin duda en la universalidad debe tenerse en cuenta aspectos elementales de las políticas sociales como la incorporación de la perspectiva de género a la salud, la perspectiva de la salud pública en la disminución de las desigualdades en salud y la verdadera participación de los ciudadanos, incorporando metodologías de lo que es la participación ciudadana, la crisis de los denominados consejos de salud, muestran que lo importante en la participación ciudadana es cómo se hace o se lleva a cabo y eso es sin lugar a dudas la metodología además de las formas o de las estructuras.

Se hace necesario por diferentes razones un gran debate sobre la universalidad que enmarque el futuro del Sistema Nacional de Salud, es una oportunidad única para el pacto por la sanidad cada vez más necesario.


José María Vergeles Blanca

Médico de Familia

martes, 10 de agosto de 2010

La postpandemia. El necesario aprendizaje


La Dra. Chang, Directora General de la Organización Mundial de la Salud, tras la reunión virtual del Comité de Emergencias de la citada organización, ha declarado que ya no estamos en la fase 6 de la pandemia de la Gripe A H1N1 y pasamos a un periodo denominado postpandémico.

Sorprende lo vertiginoso de esta pandemia, hace unos meses nos encontrábamos ante una situación de incertidumbre importante, ya que se había presentado un nuevo virus de la gripe y desconocíamos su comportamiento y debemos sentirnos satisfechos por el afrontamiento que se ha hecho de esta pandemia. Debemos sentirnos satisfechos, sobretodo en todos los países de la Unión Europea y más en el caso de España.

Sé que ahora vendrán, como ha sido en los últimos meses, las críticas sobre el abordaje o no de la actuación de las autoridades, pero en estos temas es fácil opinar cuando ya se conoce que el virus afortunadamente no ha mutado y hemos vivido las consecuencias de una buena parte de la población con defensas para hacer frente a la enfermedad (lo que se conoce en medicina como inmunizada). El que una parte de la población haya ya estado expuesta a otros virus de la gripe similares y la buena cobertura vacunal han hecho posible un "ambiente" epidemiológico poco propicio para que el virus tuviera consecuencias graves, pero eso lo sabemos hoy "a toro pasado". Pero en fin, también opinamos desde el cómodo sillon de nuestras casas como un determinado futbolista debe jugar teniendo una perspectiva de todo el campo, pues igual.

Creo que lo más inteligente es reconocer que el mundo ha sido capaz de investigar en un tiempo muy reducido las consecuencias del nuevo virus, hemos sido capaces de generar una vacuna en un tiempo record y se ha dado las mejores de las condiciones. Todavía martillea en mi cabeza una frase de la Dra. Chang cuando dijo que "tenemos que prepararnos para lo peor, deseando que ocurra lo mejor". No hay otra forma de comportarse en Salud Pública, no hacerlo así sería imperdonable.

También hemos vivido comportamiento de "pirómanos" y "apaga fuegos" y lo mejor de todo en las mismas personas e instituciones. Salían a los medios de comunicación a alarmar en las primeras fases y al poco de tiempo decían que no era para tanto.

En fin, creo de verdad que nadie sabe como se comporta una pandemia en los momentos iniciales, debemos sacar enseñanzas de lo ocurrido, enseñanzas constructivas que nos permitan estar todavía mejor preparados para la siguiente crisis sanitaria y se deben despejar las dudas que han sembrados determinados personajes sobre la relación entre la ciencia y la industria farmacéutica. Ambos son cooperadores necesarios y se deben conocer los conflictos de intereses, quién ha acusado entiendo que debe aportar las pruebas que lo demuestren, de lo contrario se corre un riesgo muy importante de debilidad de las organizaciones que deben seguir velando por la salud en todo el mundo.

No creo que sepamos todo sobre las pandemias, ni como se comportarán la próxima vez, así que en lugar de alarmar y grabar videos con recomendaciones, cuando menos desde el punto de vista de la prevención y promoción de la salud poco contructivos y edificantes, debemos obtener las reflexiones y enseñanzas para mejorar la estrategia y los planes de actuación frente a las pandemias. Eso es lo que debemos sacar de positivo.

Hoy podemos felicitarnos entramos en el periodo postpandémico de la Gripe A H1N1 y ha sido más leve de lo que podría esperarse.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia

domingo, 6 de junio de 2010

El interés por cuestionar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud


Hace algún tiempo que desde el Ministerio de Sanidad y Política Social se promueve un trabajo necesario e interesante para la sociedad española que es establecer un Pacto de Estado por la Sanidad en España. No alcanzo a saber con todo lujo de detalles si esta necesidad es sentida o no por la población española, pero de lo que estoy absolutamente seguro es que es necesario establecerlo desde la responsabilidad política de los que en este momento la tenemos.

Es necesario trabajar en un Pacto de Estado por la Sanidad en España para mantener en el tiempo un Sistema Nacional de Salud con los valores y principios que en este momento tiene y que es muy bien valorado por la sociedad y obtiene unos resultados de salud muy importantes. Sin embargo, el debate de una parte de la derecha española se resiste por "principios" a llegar a Pactos e intenta desvirtuar este trabajo argumentando que es necesario este pacto debido a que la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud está en un grave riesgo inminente. Y nada más lejos de la realidad. El momento económico por el que atraviesa el mundo y las necesidades económicas que pueda haber no constituyen riesgos inmediatos para la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud, otra cosa diferentes es que no podamos seguir creciendo en la cartera de servicios al ritmo que lo hemos hecho en el pasado, pero eso no es un riesgo para la sostenibilidad.

Se explica este discurso de una parte de la derecha de poner en entredicho la sostenibilidad, si analizamos lo que a continuación ocurre y no es otra cosa de proponer fórmulas de colaboración público-privadas que conllevan a una privatización encubierta y continuada de la Sanidad allí donde gobiernan.

Se puede analizar la necesidad de incluir en la gestión de lo público herramientas y metodologías de la empresa privada que han dado resultados positivos contrastados, se pueden incluir herramientas de colaboración público-privadas en determinados aspectos de la sanidad como lo son el campo de la investigación o de la innovación por ejemplo. Pero en ningún caso, se debe confiar en el discurso de que la gestión privada es más eficiente que la gestión pública de la Sanidad. Eficiencia es la relación entre los recursos a disposición de los gestores y los objetivos alcanzados, y hasta ahora ningún modelo de privatización de todos los imaginados en nuestra sanidad ha dado muestras de mejorar la eficiencia globalmente, en cambio ha llevado a riesgos contrastados, la selección perversa de pacientes, quedándose con la atención de los pacientes con menos complicaciones y que su atención es más barata y desviando a otros centros públicos realmente públicos a los pacientes más complicados y que su atención es más cara.

Por tanto, no hace falta un Pacto por la Sanidad por el riesgo inminente de la sostenibilidad del sistema, hace falta un Pacto por la Sanidad de forma preventiva para mantener la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud que hoy conocemos y valoramos a largo plazo. Con la evidencia científica disponible las estrategias de privatización que se están utilizando no se pueden asumir si queremos un Sistema Nacional de Salud de cobertura universal y en el que aportamos en función de lo que tenemos y utilizamos en función de lo que necesitamos. Ese es el Sistema Sanitario del que quiero seguir disfrutando y en el que creo desde mis convicciones políticas y técnicas de la equidad, la justicia social, el reparto de la riqueza y la solidaridad.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia