domingo, 27 de septiembre de 2009

En el comienzo del otoño, nuestra seguridad hace que otros hagan el agosto


Nos vamos adentrando en el otoño, está bien que esta semana pasada hayamos tenido la buena noticia de la vacuna contra el VIH. No es que esté desarrollada la vacuna, pero lo más importante del avance científico ha sido, sin lugar a dudas encontrar una vía para disminuir la propagación del virus. Es difícil, ante un virus tan cambiante como el que provoca el SIDA, ya lo hemos abordado en otra entrada de este blog. Por tanto, debemos estar esperanzados de que esta nueva vía de atacar al virus realmente sirva y las dificultades de extrapolación de los resultados del estudio no sean tales y sirva para toda la familia del virus.

Es un gran avance científico que hay que poner en su contexto de momento, pero de verdad que debemos alegrarnos.

Este avance me lleva a la reflexión de la vulnerabilidad que tenemos los humanos, frente a nuestra falsa seguridad que tiene esta sociedad actual, cualquier virus pone en jaque y genera con la ayuda de la difusión de la información una verdadera alarma social. Tenemos un ejemplo reciente con lo que está ocurriendo con la aparición de un nuevo virus que provoca gripe, el virus conocido con A/H1N1.

Va avanzando el otoño y seguirá siendo noticia la aparición de casos de gripe provocado por el nuevo virus. Los datos epidemiológicos nos indican que el virus se comporta de forma absolutamente benigna en la inmensa mayoría de los casos. Ante la aparición de la vacuna, aun sin disponer de los resultados de los ensayos clínicos que nos indiquen la seguridad de la propia vacuna, la opinión pública se ha centrado en ello. Refugiándose en este hecho para seguir arropados por esa falsa seguridad de la que nuestra sociedad alardea constantemente.

Mientras estos datos de seguridad se venden por doquier productos que supuestamente limpian virus, productos como las soluciones hidroalcohólicas para lavado de manos o productos de limpieza que se preparan para limpiar las superficies. Esto es "matar moscas a cañonazos", para la prevención de la gripe sirve con cualquier jabón y para la limpieza del hogar sirven los productos que habitualmente utilicemos, lo que se requiere es un aumento de frencuencia en el lavado de manos, y los productos especiales solamente están indicados en ambientes profesionales muy concretos. Pero nos han vuelto a vender que esos productos aumentan nuestra seguridad y hemos vuelto a caer. No coincido con los que piensan que la sociedad tiene la información para decidir con autonomía, la sociedad en el momento actual vive en un exceso de información y ponemos pocos medios para cribarla, con lo cual nuestras decisiones no son las adecuadas. Las empresas de esas soluciones para lavado estarán empezando también el otoño, pero están haciendo el agosto, sin más justificación de buscar una injustificada seguridad.

Más lavado de manos con cualquier jabón, es importante la higiene del hogar pero con los productos de siempre.


José María Vergeles Blanca

Médico de Familia


martes, 15 de septiembre de 2009

La importancia del autocuidado en salud


Ahora que tenemos el otoño e invierno cerca y andamos preocupados por el impacto sobre la salud sobretodo, pero también el que puede tener la gripe en el sistema sanitario, estamos en un buen momento para trabajar en el fomento del autocuidado.

Es curioso como por un lado avanzan los derechos de tercera generación en la salud, donde destaca el de la autonomía del paciente y al mismo tiempo nuestra sociedad evoluciona hacia una sociedad que se cuida y autocuida menos que nuestros antepasados. La información tampoco parece haber influido para que seamos más responsables de nuestro proceso de salud y enfermedad.

Sin embargo, el origen de este despreocuparse por autocuidarnos en salud, no está en exclusiva en la sociedad. Es cierto que la sociedad tiene un caldo de cultivo muy adecuado para que esto ocurriera. Un caldo de cultivo formado por mayor velocidad al hacer las cosas, convertir en bien de consumo casi todo lo que tocamos, la sanidad y la salud no son una excepción, ahora "consumimos" sanidad como consumimos otras cosas. Cambio en el rol de cuidador y cuidadora entre otros elementos han influido para predisponer a una sociedad a delegar la responsabilidad de su salud y su enfermedad en el servicio sanitario. De forma similar a como hemos delegado la educación de nuestros menores en el sistema educativo.

Pero como decía, el origen no está sólo en la sociedad y sus circunstancias. También los políticos, los médicos y todas nuestras organizaciones profesionales y científicas nos hemos empeñado en ello, seguramente no de forma consciente, pero insistiendo hasta la saciedad. Así hemos celebrado más de un día sobre tal o cual enfermedad, donde el llamamiento es que ante el más mínimo síntoma acuda de forma rápida a consultar con su médico o lo que sería peor con un determinado especialista concreto, saltándose el criterio del médico de familia corresponsable de la salud del paciente.

Lo cierto es que esto ha sido relativamente sencillo, es decir, arrebatarle a la sociedad el control sobre su proceso de salud y enfermedad ha sido fácil. Sin embargo, el camino inverso va a ser muy complicado. De hecho piensen, como nuestras madres sabían las medidas físicas contra la fiebre, ahora ante el más mínimo incremento de una décimas en el termómetro se acude al centro sanitario en cuestión, donde más de una vez, por el corto tiempo de evolución del cuadro no ha dado tiempo que no de la cara ni la infección y no se puede poner ni siquiera el tratamiento.

Esto tiene unas consecuencias muy importante, ya que cualquier actividad en sanidad no está exenta de riesgo, por lo tanto disminuye la seguridad de los pacientes y eso es grave.

Pero además esto tiene una repercusión muy importante en un sistema sanitario con la vocación de universal y gratuito, donde el deterioro del sistema sanitario viene provocado por la utilización poco adecuada de los servicios sanitarios.

Debemos comenzar a trabajar en el fomento del autocuidado, en ser responsables de nuestra salud y de nuestro proceso de enfermedad. Los profesionales y los políticos tenemos que ir a una en este tema.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia

martes, 8 de septiembre de 2009

¡Hay vida después de la gripe!


Creo que ya va siendo necesario normalizar la situación, normalizar la información y comenzar a hablar de la gripe en general sin clasificar. Y esto se puede hacer por haber puesto en marcha los mecanismos de control necesarios de forma ejemplar. Se puede normalizar porque la Organización Munidal de la Salud ya conoce más del virus y podemos afirmar su "benignidad", el Ministerio de Sanidad y Política Social y el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud se han coordinado y han desarrollado las medidas preventivas y de actuación ante una pandemia, y hemos tenido y tenemos a unos profesionales comprometidos. En definitiva, ahora toca que estemos vigilantes a través de los sistemas de vigilancias epidemiológica, proporcionemos una información transparente y tranquilizadora y hablemos de gripe, como todos los años. Es tiempo de NORMALIZAR.

Nada mejor para normalizar con el comienzo del curso que repasemos los grandes hitos que tenemos que marcarnos como sistema sanitario. Está pendiente cerrar de forma adecuada el Pacto por la Sanidad, liderado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud a través de los comités institucionales, pero que es ahora cuando deben incorporarse las opiniones, los debates en el seno de las organizaciones científicas y profesionales. El afrontamiento de la pandemia de gripe en nuestro país ha dibujado un escenario muy próximo a lo que debe ser el pacto por la sanidad. Me siento orgulloso del funcionamiento del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, sería bueno analizar la respuesta dada y reflexionar sobre lo ocurrido para tomar los elementos que han permitido llegar a consenso tan importantes.

Ese trabajo del Pacto por la Sanidad puede eclipsar, por su importancia, otros trabajos interesantes, pero queda un desarrollo profundo de la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias en materia de formación sanitaria especializada, la troncalidad, la reordenación de las especialidades en ciencias de la salud dentro de la troncalidad y el trabajo por la motivación y el desarrollo de los profesionales es fundamental para hacer más eficiente el sistema sanitario.

La tercera cuestión es el desarrollo de dos elementos fundamentales, la seguridad de pacientes y la responsabilidad social corporativa. En la seguridad de pacientes es necesario unirlo a los conceptos de calidad de la atención, donde los desarrollos de trabajos por la variabilidad de la práctica clínica es elemental. Pero también debe tener una vinculación normativa y funcional con la Salud Pública, un reto normativo para nuestro país construir un nuevo modelo salubrista, más adaptado a nuestra realidad social y a nuestras constumbres actuales.

Dentro de la responsabilidad social corporativa se encuentran los derechos de profesionales, de pacientes, la bioética, la cooperación internacional para el desarrollo, el trabajo por el medio ambiente y por la sostenibilidad en general, el compromiso social, en defintiva de una organización.

Por todo ello, toca normalizar y seguir trabajando. Hemos aprendido mucho del afrontamiento de esta pandemia, aprovechemosló.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Gripe A, ante todo mucha calma

Un gurpo de profesionales sanitarios de primer nivel de este país han elaborado un documento fundamentado en la literatura científica sobre la gripe A/H1N1. Por su interés y colaborando con ellos incluimos en esta entrada el documento que han elaborado por su rigor e interés:
¿Qué es la gripe A/H1N1?
La gripe A es una enfermedad que cursa de forma leve en la gran mayoría de las personas. Está producida por el virus influenza A/H1N1 del mismo género que el virus de la gripe común. Puede producir fiebre y síntomas como dolor de cabeza y muscular, malestar general, congestión nasal, tos y a veces síntomas digestivos (nauseas, diarrea).
La gripe A tiene los mismos síntomas que la de todos los años.
¿Cómo se contagia?
Como la gripe común, se contagia muy fácilmente porque se transmite a través del aire por medio de pequeñas gotitas que emitimos al hablar, toser o estornudar. Cuando hablamos de “pandemia” queremos decir que hay muchas personas afectadas, en muchos países diferentes. Eso se debe a que se trata de un nuevo virus A, y es más fácil el contagio.
Pero que sea muy contagiosa no quiere decir que sea más grave.
¿Cómo se diagnostica?
Existe una prueba diagnóstica rápida para distinguir tipos de gripe. Pero para el diagnóstico de la gripe A tienen poca sensibilidad (aproximadamente un 35%). Eso quiere decir que de 100 personas con gripe A sólo detectaremos a unas 35 (test positivo). La mayoría (65) darán un resultado negativo para gripe A. Es decir, que aunque se tenga un test negativo, si se tienen síntomas gripales la causa puede ser la gripe A.
Y lo que es más importante: las recomendaciones para cuidarse serán las mismas, independientemente del tipo de gripe. Por esta razón, no es útil hacer una prueba diagnóstica en una gripe leve o moderada.
¿Cómo puede evolucionar la gripe A?
Con los datos disponibles de los miles de casos detectados en todo el mundo hasta la fecha, se puede afirmar que la inmensa mayoría de las personas pasan esta gripe con síntomas leves o moderados. Se debe mantener una especial vigilancia de la evolución de los síntomas en personas con enfermedades crónicas descompensadas, niños menores de seis meses y en pacientes de riesgo más elevado (inmunodeprimidos).
¿Cómo podemos actuar para prevenir el contagio?
Las recomendaciones básicas son dos:
1. El lavado de manos frecuente (por ejemplo, lavarse las manos 10 veces al día ha demostrado disminuir a la mitad el riesgo de contagio).
2. La higiene respiratoria (toser o estornudar sobre un pañuelo de papel desechable y lavarse las manos a continuación, toser o estornudar sobre el brazo si no se dispone de pañuelo para evitar el contacto con la mano, evitar el contacto cercano o íntimo cuando los síntomas de la enfermedad son evidentes).
No está claro si el uso de mascarillas evita la propagación de la epidemia. Solo se recomienda usarlas a las personas enfermas mientras están en contacto con otras personas y a sus cuidadores. Igualmente no se ha aclarado si el uso de fármacos como oseltamivir (Tamiflu®) o zanamivir (Relenza®) puede prevenir el contagio. Existen algunos estudios en instituciones cerradas y contactos familiares con beneficios muy pequeños. Teniendo en cuenta que se trata de una gripe leve y que estos fármacos tienen efectos secundarios, en general, no se recomienda su uso.
La vacuna contra la gripe común no funciona para la gripe A. Aún no se ha terminado de desarrollar una vacuna para la nueva gripe con totales garantías de seguridad y efectividad. La situación actual, en relación con el número de personas afectadas y el número de muertes, no justifica una alarma social.
¿Qué hacer si aparecen síntomas?
Los síntomas son los mismos que los de la gripe de todos los años. La gripe, como dice la sabiduría popular, “dura siete días con tratamiento y una semana sin él”.
Deben solicitar atención médica aquellas personas que tengan molestias graves: dificultad al respirar, dolor importante en el pecho, alteraciones de la conciencia (sensación de aturdimiento o desmayo), un empeoramiento repentino o un empeoramiento pasados 7 días del inicio de los síntomas. En el caso de los niños, la edad inferior a 6 meses, la respiración acelerada o la fiebre que dura más de tres días ( 72 horas) hace recomendable evaluación médica.
Pero probablemente la mayor parte de las personas tendrán síntomas leves y acudir al médico no aportará ningún beneficio. Todo lo contrario: la saturación de los centros de salud y hospitales puede dificultar una correcta atención a enfermos graves por la gripe o por otros problemas de salud.
Por ello, las personas sanas que presenten un cuadro gripal sin ningún dato de complicaciones pueden realizar un autocuidado con garantías en sus domicilios con las medidas habituales: buena hidratación, buena alimentación y buena higiene.
Si uno está enfermo, los cinco primeros días conviene no acudir a lugares muy llenos de gente para evitar contagiar a otras personas. Y recordar las medidas recomendadas: no “toserle” a nadie, estornudar en la manga o en un pañuelo de un solo uso y lavarse las manos varias veces al día.
Si aparecen síntomas, ¿es necesario tomar algún tratamiento?
Aunque la fiebre no es peligrosa en sí misma, los antitérmicos como el paracetamol o ibuprofeno pueden ser útiles para aliviar el malestar que produce. Los medicamentos antivirales han demostrado muy poca eficacia en las infecciones por virus gripales comunes, disminuyendo menos de un día la duración de los síntomas. Respecto a esta gripe no hay estudios que demuestren su eficacia.
Por estas razones, su uso deberá ser restringido a los pacientes que sufran complicaciones o aquellos con alto riesgo de sufrirlas. En un paciente sano, los riesgos por los efectos adversos del fármaco pueden superar a sus beneficios.
¿Y en el caso de embarazo?Siempre se ha sabido que el embarazo supone un pequeño incremento del riesgo para las complicaciones de la gripe (cualquier tipo de gripe). En caso de fiebre o síntomas de gripe, es recomendable consultar con un profesional sanitario. De todas formas el riesgo sigue siendo bajo y la gran mayoría de los embarazos transcurrirán de forma saludable.
Conclusión
Durante la pandemia de gripe A seguirá habiendo infartos de miocardio, apendicitis, insuficiencia cardiaca, diabetes, crisis de asma, enfermedades psiquiátricas, fracturas de cadera, accidentes y muchas otros problemas de salud que requieren atención de los profesionales de la salud.
El comportamiento sereno, paciente y tranquilo de los pacientes, los medios de comunicación, los profesionales sanitarios, los dirigentes políticos y los cargos con responsabilidad en planificación y gestión del Sistema Nacional de Salud son esenciales para que funcionen bien los servicios sanitarios y estos puedan dedicarse a los enfermos que lo necesiten.
.Recomiendan seguir los comentarios en el blog http://gripeycalma.wordpress.com/
José María Vergeles BlancaMédico de Familia

martes, 1 de septiembre de 2009

Normalizar la gripe, información si, pero también tranquilidad


Se aproxima el otoño, con la venida de esta estación se aproxima el clásico incremento en el número de casos de gripe como ocurre cada año. Sin embargo, este año a los virus que generalmente provocan la conocida como gripe estacional, le acompaña el recientemente descrito virus A/H1N1, es decir la gripe A.

Es normal que cuando aparece un nuevo virus las organizaciones sanitarias (Organización Mundial de la Salud -OMS-, administraciones públicas,...) se pongan todos los medios para conocer cómo se comporta el virus y hasta entonces, poner todas las medidas posibles para que no se propague de forma generalizada y rápida. Eso es lo que ha hecho la OMS, lo que han hecho las autoridades de la Unión Europea, del Ministerio de Sanidad y las administraciones autonómicas.

Tras el análisis realizado del virus de la gripe se sabe que es más contagioso que los virus que habitualmente provocan la estacional (esa que nos afecta en otoño-invierno de cada año), es decir que es más fácil que se propague de persona a persona. Pero al mismo tiempo se sabe que los cuadros que provoca son muy leves en la práctica totalidad de las personas que se han infectado y han desarrollado la enfermedad.

No obstante, como en cualquier situación de descripción de un nuevo virus de gripe, la OMS debe ir dando los pasos en las diferentes fases ante la declaración de una pandemia. Pandemia, una palabra a la que se le ha podido dar connotaciones negativas. Pero que no es así. Pandemia NO significa gravedad de la enfermedad, significa que el virus ha infectado a personas de diferentes paises y zonas geográficas. Eso es pandemia, nada más.

Ante esta situación y conocimiento que tenemos en el momento actual del virus de la Gripe A/H1N1 podemos afrimar que estamos en situación de establecer los controles sanitarios necesarios, trasmitir tranquilidad a la población, llamar a la corresponsabilidad de los ciudadanos en la aplicación de las medidas preventivas y la utilización adecuada y responsable de los servicios sanitarios y proporcionar la información a la población. Además seguir trabajando en desarrollar de una forma segura una vacuna para este nuevo virus.

El seguimiento caso a caso, minuto a minuto, desde que se declararon los primeros casos de esta infección por parte de los medios de comunicación debe dar paso a datos de conocimiento del nuevo virus y que esta información de tranquilidad a la población, ya que es para ello tal y como se está comportando el virus.

Es necesario que seamos corresponsables de cuidar nuestro sistema sanitario. En otoño-invierno se seguirán produciendo enfermedades graves (infartos, tumores, ...) y el sistema sanitario debe darle respuesta en tiempo y forma además de atender a los pacientes que tengan gripe. Por tanto, es necesario llamar a la corresponsabilidad y utilizar los servicios sanitarios de forma responsable.

Las administraciones tienen que seguir realizando la vigilancia epidemiológica y del virus para saber cuántas personas están infectadas, cuántas están desarrollando la enfermedad, de estos cuántos y que grupos están más afectados. Y para esto están los sistemas de vigilancia epidemiológica y se está haciendo de forma adecuada. Por tanto, tranquilidad también en que se están haciendo las cosas bien en el control de la enfermedad.

Aplicar las medidas de prevención, de control como es el lavado frecuente de manos, taparse la boca y nariz al toser y estornudar con un pañuelo de papel, entre otras medidas que ya son suficientemente conocidas.

La red sanitaria atenderá a los pacientes con gripe en general de forma adecuada a la infección y al nivel de gravedad clínica que vayan presentando.

Ya está en desarrollo la vacuna contra el nuevo virus, pero debemos trabajar para que no se cumpla el refrán de "a ver si es peor el remedio que la enfermedad" y en ese sentido, la vacuna una vez producida se debe investigar para que sea segura su administración a las personas y eso lleva un tiempo. Hasta entonces en los casos graves y grupos de riesgo con clínicas más graves se utilizan los fármacos que están desarrollados contra los virus, los antivíricos.

Por todo ello, lo conocido hoy día del virus, los datos de control epidemiológico que tenemos y las medidas puestas en marcha, nada más que es motivo de tranquilidad. Y seguir con las medidas de seguimiento y control para seguir comprobando que el virus no cambia de comportamiento.

José María Vergeles Blanca

Médico de Familia